Si vemos al otro como lo que es, tu proyección, un espacio abierto a través del cual verte, solo un reflejo, tu espejo para ver lo que tanto cuesta verse dentro, entonces, ¡te descubres! Tomas la responsabilidad y el poder de tu vida, esos que habías delegado afuera, en otro. Pasas a ser el protagonista de tu vida y a tener el derecho a cambiarla. Te conviertes en creadora.
Y desde el vasto inconsciente, CREA. Desde ahí, tienes la oportunidad de descubrir programas, patrones de tu inconsciente que has repetido a lo largo de tu vida, en diferentes situaciones, encuentros, circunstancias y con diferentes personas, sin ser consciente de ello.
Si te atreves a ir adentro, a verte en el otro, a ver tu sombra, a nombrar lo innombrable, a ser tan honesta que duele, a contarte la verdad, a verla, a sentirla, a abrazarla, a perdonarte, llega la aceptación más profunda de todo lo que te integra, que está en Ti.
Desde ahí el cambio se produce en Ti, dentro de ti. Adoptas una nueva visión, una nueva perspectiva, y el exterior, el otro, cambia, se ve diferente. La percepción está en Ti no el no percibido.
Debes ser consciente de la dualidad en la que vivimos sin identificarte con ella, viendo los opuestos complementarios que nos integran. Eres conciencia y esta habita en ti, en todos y todo; la fuente, la totalidad, la Unidad que eres.
Desde la responsabilidad y el empoderamiento de tu conocimiento más profundo, te conviertes en creadora.
El entendimiento sólo llega transitándolo, experimentándolo: solo esto te resuena si lo has atravesado y caminado.
Podrás ir de víctima a creadora, de creadora a víctima una vez reconocido el círculo, pero ya lo verás cada vez con más claridad, volviendo a tomar las riendas de tu vida, siendo la dueña, la responsable, sintiendo el agradecimiento, la compasión desde la ternura y la compresión del camino de aprendizaje que realiza tu personaje protagonista en esta vida.
Como última reflexión, te dejo este mensaje de la maestra Kwan Yin a través de Guillermina Simó Rico: