- ¿Cómo me alimento?
- ¿Cómo me relaciono con otros?
- ¿Cómo me relaciono conmigo?
- ¿Cómo me siento ahora?
- ¿Cómo me relaciono con el tiempo?
¿Y si te descubres solo dejándote ver sin juicios, viendo lo que te gusta o no te gusta en ti, aceptando, mirando con compasión y amor? ¿Y si aceptas que te llenas de alimentos, bebidas, sustancias, relaciones superficiales, quejas, apegos (adicciones) físicos o emocionales, control… para no ver, para no descubrirte y que te descubran? ¿Pudiera ser que nuestra vida sea una bonita proyección (película) donde vamos a una escuela a aprender jugando?
Las personas elegimos, decidimos a cada instante y así vamos creando nuestras experiencias. Por eso se nos dice que somos los creadores de nuestra realidad. Nuestra realidad será dirigida en el cambio deseado tanto como vayamos descubriendo nuestra capacidad, nuestro poder de cambiarnos. Responsabilizarnos de nuestras vidas sin echar balones fuera (es decir, querer que vengan otros a hacerlo por mí) nos llevará a descubrirnos, conocernos, aceptarnos, liberarnos, perdonarnos, amarnos.
A veces incluso podemos llegar a culpar a nuestros pensamientos, como si nos fueran ajenos y como si desde afuera alguien tuviera el poder de venir a arreglar nuestra vida. Te has visto queriendo cambiar a otros, te has visto queriendo que otros cambien algo por ti y/o en ti. Y mientras tú permaneces estático o haciendo que otros actúen, manifestando tus quejas y tu victimismo y evitando por todos los medios actuar en ti. No podemos esperar a que otros nos cambien. ¿Te has visto intentando cambiar las emociones, ideas, pensamientos y patrones de otros? ¿Puede ser que sea porque no conocemos nuestra capacidad de cambiarlo en nosotros mismos?
Buscamos en el cambio en el exterior nuestra felicidad interior. Si él o ella cambia soy feliz, si esto o aquello cambia soy feliz. El cambio solo viene, nace en ti y desde ti. No podemos responsabilizar a otros de nuestras decisiones, no podemos culpabilizarlos de cómo experimentamos, vivimos, sentimos, pensamos, reaccionamos, actuamos o no actuamos y desde qué perspectiva lo hacemos. Somos los únicos de capaces de producir nuestro propio cambio, solos o con algo de ayuda, apoyo o guía. Lo que está claro es que sin la decisión propia, sin la voluntad interna, absolutamente nada ni nadie nos pueden cambiar. Somos los únicos responsables de nuestra felicidad.