Cuando el ego ha tomado el control (Parte 2)

En la primera parte de este post explicamos qué es el ego y cómo aprender a identificarlo. Ahora toca conocer los pasos que nos llevan a superarlo, siendo más conscientes de nosotros mismos y eligiendo comenzar el cambio.

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Cuestiónate el poder del ego en ti

Si empiezas a dudar, a cuestionar y a darle al ego las funciones propias del ego, tu ser recuperará su sitio y tu vida tomará su camino. Tú solo/a eres quien puede elegir seguir alimentando a tu ego o alimentar a tu ser divino.

La dificultad que vas a encontrarte en este proceso es que el ego va a estar insistiendo constantemente para convencerte de que él es el más importante, que él sabe de existir. Préstale atención al comportamiento de tu ego, porque solo el percibir su existencia ya va a ser una gran revelación. Serás más consciente de cuánto poder tiene y entonces podrás ser también consciente de que ya no diriges tu vida.

Es cierto que quitarle ahora al ego ese poder que lleva controlando tanto tiempo no es sencillo, pero no estás sola, yo te puedo acompañar como Health Coach en ese camino. Además, no olvides que te tienes a ti mismo/a y que puedes confiar plenamente en ti. Si tú tomas la decisión de dejar ir, de soltar, y por tanto la decisión de ser (en lugar de hacer y tener), de reconocerte, de reconciliarte, de perdonarte y agradecerte, con eso llegará la aceptación y el verdadero amor: el amor propio, el amor hacia ti.

¿Cómo vencer tu ego?

Aceptar las manifestaciones de tu ego indica que heridas de nuestra vida (y nuestra alma) están activas. Si eres consciente de estas manifestaciones egoicas, podrás observarlas y podrás detener la influencia del ego.

Ya hemos hablado mucho como reconocer al ego. Critica, juzga, usa exageraciones, dramatiza para darse importancia. En el lenguaje puedes observar como dice “yo siempre”, “yo nunca”. Usa el “tener que”, una obligación, una norma de tu ego que quiere controlar y mostrar su autoridad. Pero puedes decirle que no; tienes la capacidad y posibilidad de elegir. Si eliges algo distinto, entonces te mostrará el miedo, y si le haces caso, alimentarás al miedo olvidando al amor.

Otra forma en la que se manifiesta es con el “debería”. Te dice cosas como “debería no comer chocolate”, “tendría que ser menos arrogante”,  “me gustaría no hacer nada”, “me gustaría comer todo el azúcar del mundo”. Pero este uso del condicional, ¿qué trae consigo? ¿Ves el miedo que hay detrás de esos ejemplos? Varios miedos están detrás de estos deseos manifestados por tu ego en condicional. Si no hay miedo, tomas decisión y acción, tu ser auténtico: “voy cuidarme, voy sentirme bien, voy amar a mi cuerpo, voy a mimarlo”. Ahí apartas al ego.

Si estás en ti, centrado/a, no hay necesidad de clasificar todo. Eres y vives lo que te toca vivir, siendo consciente de que lo estás viviendo y vives esa experiencia. Tu ego no tiene idea de tu plan de vida, de lo que tienes que aprender. Solo tienes que observar.

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Si no hay miedo, tomas decisión y acción, tu ser auténtico: “voy cuidarme, voy sentirme bien, voy amar a mi cuerpo, voy a mimarlo”. Ahí apartas al ego.

Abrazando el cambio

Llegados a este punto, puede que pienses: “va de salvadora para ayudar a otros que no nos lo han pedido, solo para crecerse, ser más grande”. Atender a otros, ayudar, ocuparse de la felicidad de otros desde el corazón, sin esperar nada a cambio, te alimentará el ser, el alma. Sí, lo hacemos para satisfacer a nuestro ego, para conseguir algo. Pero el ego quiere que el otro sea feliz gracias a mí, por mis consejos y mi ayuda. Aquí es importante prestar atención a si ayudamos de manera incondicional, sin estar apegados al resultado. Siempre que ayudes, hazte estas preguntas, porque hace falta honestidad con uno mismo.

Nuestro ego nos impone sus creencias y valores y nos obliga a imponer estas a los demás. Eso es el orgullo, intelectual o espiritual. Solo quiere tener razón. Detrás de la observación del comportamiento y manifestaciones del ego vas a descubrir las heridas que están activadas y las máscaras de protección que tienes para cada una de ellas.  Puedes sanarlas; probablemente no se eliminarán del todo, pero tenemos las herramientas para minimizarlas, para ponerles curitas.

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El cambio es primero una decisión, sin ella nada puede ocurrir.

También puedes seguir negándolo, seguir cumpliendo lo que tu ego te dice, dejarlo gobernar. Decidir no cambiar, seguir dándole las riendas a tu ego para que dirija tu vida y te aparte de tu plan vital que no fue diseñado por él, si no por tu verdadero ser. El miedo tampoco se va a ir, pero con miedo puedes valorar otras opciones, porque tienes el don y privilegio de ser humano: la posibilidad de elegir.

Si quieres puedes elegir estar centrado/a en ti, en tu corazón, en tu intuición, en tu ser. En el silencio, en la quietud, en la calma y en el recogimiento te vas a encontrar. Aceptarte, soltar y dejar ir para poder amarte.

Un abrazo,
Mi otra Yo.

*El contenido de este post toma como referencia las ideas de la ensayista Lise Bourbeau.

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