Si veo, percibo y siento que otros, madre, padre, hijos, hermano, pareja, amiga, compañera de trabajo, cuñada, me juzgan, me hieren, no me dan atención, consideración, importancia. Todo lo sitúo afuera, en el otro.
Y me vuelvo a contar una y otra vez:
- Y yo que doy esto
- Y yo que hago todo por ellos
- Y yo que me esfuerzo
- Y yo que muestro
- Y yo que doy
- Y yo que estoy para todo
Entonces, llega la frustración, el dolor, la tristeza, la rabia, la queja, ya llegué al estado de víctima.
Llega un momento, que el ciclo se repite pero ahora te permites detenerte a sentir el dolor, con todo lo que trae.
Te apartas, te recoges, lo sientes, te entregas a ese dolor con toda su intensidad y profundidad. Permaneces ahí para que después de sentido, llega el agotamiento, la entrega que te empuja a la rendición a soltar. Para ello, has estado en silencio, observando, en recogimiento para que llegue la quietud. Desde ahí, llega la información, la sabiduría interior que tanto “y yo” no te permitía oír.
2 comentarios en «Falso Buenismo (I)»
Gracias! Un trabajo de honestidad maravilloso
Gracias Mar por leerme, por sentirme, por manifestarlo. En ti veo tb tu honestidad y tu valentía. Un abrazo, mi otro yo.