La espiritualidad nada tiene que ver con una religión, puede abarcarlas todas o ninguna y responde a mirarse a uno mismo, al camino de descubrir quién eres, como una parte microscópica dentro del macrocosmos. De lo cósmico a lo más cotidiano. Comer comidas que crecen de forma natural, pasar tiempo al aire libre, dormir cuando es de noche y ajustar nuestra actividad a las horas del día y estaciones del año, igual que a la mayoría de los demás elementos en el vasto universo. Estar en armonía con la naturaleza es una práctica espiritual; para otros puede ser meditar, ir a servicios religioso, participar de voluntario en alguna comunidad, leer libros que te inspiran, caminar por el campo, yoga, etc. Todas las herramientas que te conduzcan hacia tu propio descubrimiento.
¿Por qué desde una nutrición integral, en mi programa de 6 meses, se atiende a los alimentos primarios? En las sesiones con los clientes, cuando se habla de introducir un nuevo alimento en su dieta, en ese instante se dan cuenta que era el momento de hablar de su familia, de su trabajo, de su hijo, de su futuro… Es decir, esa es su principal preocupación. Así de sencillo, en el programa se atiende a lo que a las personas les nutre en primera instancia. Cuando estas áreas de vida están en equilibrio, la comida es secundaria. Relaciones saludables, actividad física regular y moderada, oficio, actividad o carrera en la que sentirse realizado, una práctica espiritual que pueda calmar y atender a nuestro Ser y satisfacer el hambre de vida.
Tenemos hambre de jugar, de diversión, de tocar, de romances, de intimidad, de amor, de logros, de éxitos, de arte, de música, de ilusión, de aventuras, de liderar. Todos ellos son elementos esenciales para nutrirnos.