¿Tienes prisa? ¡Párate! (II)
Después de la frenada física, está la parada mental.
Ésta requiere de mayores frenos. Lo primero es observar tu cantidad de pensamientos, sólo darte cuenta. Qué cotorra habita en tu mente pensante. Ese yo pensante que suelta pensamientos a chorro, y en algunos momentos, hasta los quieres verbalizar ¡todos!