¡Eso es genial! Lo importante es que ya lo sabes y, aunque no encajes, todos te quieren y te quieres porque cada día encajas más contigo misma, que es el único encaje que hay que hacer en la vida. Con esto ya estaría todo dicho y fin del artículo, pero voy a seguir.
¡NADIE tiene que encajar con NADA ni NADIE! Y menos en las ideas, pensamientos, grupos y patrones de otros. El único encaje es el de uno mismo: encajar con lo que eres, con quién eres, buscar la tan difícil coherencia entre lo que se piensa, se siente y se hace. Claro que para eso, primero es necesario pensar, sentir y hacer. Encajar con la vida propia, la de uno mismo.
Cuando descubres esto es un alivio. Dejas de ser el monigote que busca encajar en cada lugar, en cada grupo, en cada contexto menos en el propio, olvidándote de ti mismo. Sin cuestionar lo que tu propia cabeza te dice, qué es o no correcto, qué cumple o no con los estándares establecidos en tu cabeza.
La historia está llena de ejemplos de seres humanos (minorías siempre, claro) que no encajaban en las reglas, ideas, patrones culturales, sociales, políticos o religiosos de la mayoría. Negros, mujeres, homosexuales, mulsumanes, judíos, etc. no encajaban o encajan. ¿Sabes? Por eso hay enfrentamientos, peleas, guerras, muertes; se pierden amistades, parejas, hijos, padres. ¿Qué loco, verdad?
NO ENCAJAR y querer hacerlo es doloroso; sentir que no perteneces a esos grupos, contextos, momentos, ideas, pensamientos. Pero cuando te reconoces, ves que no hay nada de malo en ti, que todo está perfecto -es más, te aprecias y valoras-, te liberas de esas ideas limitadas, propias de la más absoluta ignorancia y desconocimiento de lo que cada uno es.
La vergüenza de los que te dicen que no encajas es suya, fruto de creerse y limitarse a la escasez de sus ideas, pensamientos y considerar que no eres digna de ser incluida en su entorno social porque eres diferente a lo que conoce o lo que hay en su mente lógica limitada en ese momento. Y aún hay más: la escasez de sus pensamientos e ideas limitadas van más allá, se atreven a decidir que su entorno, sus amigos, también tienen sus mismas ideas limitantes.
Las familias, los amigos o las parejas pueden sentir vergüenza por no ENCAJAR en el patrón social, cultural, social o político preestablecido en la mente lógica, racional. Peor es aún cuando los que dirigen el mundo son seres que aún están en ese nivel evolutivo de conciencia e inteligencia. Padres que rechazan a hijos, hijos rechazan a padres, gobiernos que rechazan a sus ciudadanos. Amigos que dejan de ser amigos porque “ya cambió sus ideas” (uff es de tal, es rara, es maricón, es judío o es facha o es verde), “ya no es como YO”. Se produce una identificación con los pensamientos limitados escasos de un determinado momento de tu vida, desde una escasa y corta existencia y experiencia de vida. Sin diversidad cultural, social, política o religiosa.
Hay muchas personas que rechazan, se avergüenzan de sus hijos, padres, hermanos, amigos, parejas… porque no son, o mejor dicho, no se muestran (es más importante como se muestran que lo que son, ¡eso a quién le importa!) como ellos quieren que se muestren, según sus ideas, pensamientos, patrones limitantes.
Sin tener que ENCAJAR, permitiéndome ser quien realmente soy, he podido tener relaciones de todo tipo, en todas las escalas sociales, culturales, religiosas, políticas o geográficas y buenas amistades con seres humanos de ideas, pensamientos o procedencias muy distintos a los que yo conocía en cada momento (que no son míos, no soy mis pensamientos). “Mis ideas, mis pensamientos…” Esa identificación es otro absurdo. Será “lo que piensas”: las ideas que tienes en un determinado momento, las que te permites conocer en un determinado momento. Pero si te abres descubrirías que hay más opciones, posibilidades que, sin tener que compartirlas, no son mejores ni peores que las que tengas en este momento.
El NO ENCAJAR me permitió que mi mente se ampliara y que cada vez permitiera a más personas ser incluidas en mi vida. Me permitió ver la estupidez, la ignorancia, la capacidad limitada de la razón, para poder ver que existen otras formas, ideas que nunca antes había conocido. No debería ser motivo de exclusión el no encajar en unas ideas escasas, limitadas, torpes, desacertadas y sobre todo limitantes para que el que las contiene.