Somos lo que comemos

Comer es una actividad esencial que hacemos a diario, tan habitual que la mayoría de veces ni siquiera le prestamos atención.

Sin embargo, la alimentación influye de forma decisiva en nuestras vidas, en lo que sentimos y en cómo nos relacionamos con nuestro entorno. ¿Quieres saber más sobre ello? Continua leyendo.

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¿Por qué comemos?

Podríamos decir por hambre pero… Detente un momento y piensa: ¿cuántas veces comes porque realmente tengas hambre? En las sociedades desarrolladas a nivel material se come porque es la hora, porque sí, por socializar, porque estoy contento/a, triste, ansioso/a, por acompañar a los demás, etc. Con la comida buscamos llenar, tapar huecos emocionales, intentando saciar con “comestibles” el vacío interior.

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Con la comida buscamos llenar, tapar huecos emocionales, intentando saciar con “comestibles” el vacío interior.

¿Hay relación entre el alimento y las emociones?

La emoción (e-moción) es energía en movimiento, es la energía que nos mueve. Como seres humanos necesitamos energía para vivir. Vivir, saber vivir es nuestro mayor aprendizaje. Obtenemos esa energía para vivir desde los alimentos primarios (relaciones, profesiones/actividades, ejercicio físico, espiritualidad) y del alimento secundario (comida). Cuánto más nutritivos son nuestros alimentos, mejor es la calidad de nuestra energía y de nuestra vida.

El alimento secundario o comida se ha ido transformando con el desarrollo material social, siendo en su mayoría alimentos procesados y no frescos. Observa tu compra o despensa: ¿cuánto producto empacado o procesado, incluso refinado, tienes frente a productos directos de su fuente (agricultura, ganadería o pesca)? Un alimento más vivo, menos refinado o procesado, que ingerimos a través de nuestros sentidos, nos proporciona mayor energía. Incluso puede que ese alimento sea el que a través de nuestro mágico sistema digestivo llegue a nuestro torrente sanguíneo, nutra a nuestras células, llegue a todos nuestros órganos y tejidos. La calidad de la energía del alimento que llega a nuestro cerebro y sangre podría entonces modificar nuestras sensaciones, pensamientos, sentimientos y emociones.

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Cuánto más nutritivos son nuestros alimentos, mejor es la calidad de nuestra energía y de nuestra vida.

¿Eres responsable de lo que comes?

Te invito a que veas la posibilidad de que seas un individuo inmerso en un entorno condicionado, donde la industria alimentaria está muy separada de la industria de la salud y las políticas alimenticias están alejadas o son poco favorables a una alimentación consciente, saludable. La obesidad no es tu culpa.

También puedes darte cuenta de que tienes la capacidad de observar ese hecho y después decidir tu propio cambio individual. El cambio siempre empieza en uno mismo y desde uno mismo. Si decides llevar a cabo cambios de alimentación (comida y hábitos), todo cambia. Tu cuerpo, tus pensamientos, tus emociones, tu salud: en definitiva, tu vida.

Recuerda has venido a vivir, a aprender disfrutando. ¿Te acompaño?

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